miércoles, 1 de mayo de 2013

Un Revólver dispara a los Ángeles que caen en Otoño

Una mañana fría sin sol, como si fuese un viejo conocido,
volvió el dolor, naciendo
desde la parte trasera de la nuca, era como podridas
uñas desgarrando sus nervios, sus venas,
así llegando hasta su alma.
El dolor nunca se ha ido, solo es que a veces se olvida,
otras se aprende a vivir con el, como una espina
incrustada en lo profundo del corazón,
como una lágrima siempre jugando suicida
en la cornisa de tus ojos,
como la nostalgia de un Revólver que dispara a los ángeles
que caen en otoño.
Así que aprendes a callar, a quedarte en esta oscuridad,
en completo silencio mientras etéreos gusanos se llevan pequeños
trozos de tu alma y todo se vuelve, Gris.
Los días, las noches, son siempre iguales y en mis ojos permanece
constante... la tersa oscuridad.
Mis días son funerales que nunca terminan, olor a flores podridas
infecta la brisa mientras los ángeles caen, un Revólver lleno de Lágrimas
les dispara, en Otoño.


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