Hoy volví a ver el Cielo, había extraviado su ubicación,
pero lo encontré nuevamente, seguía ahí,
hermoso, enigmático y eterno, con esa piel tersa,
la misma que recorrían mis ojos inocentes de niño, hace
ya algunos años.
Los ejércitos imperecederos de nubes se mueven con
la misma gracia y suavidad que el algodón
de azúcar, libres y felices, nunca las podría
atrapar por mas que levantase mis manos en eternidad.
Me llevan de regreso a esos años, a mis viejos pasos,
cuando creí que podría volar eternamente
y sin caer, sin que nadie intentase derribarme como
a un ave de caza, pero las escopetas siempre apuntan
alto, ahí donde solo vuela la libertad.
Esos años ya acabaron, pero grises figuras me siguen
cazando, quieren atraparme, encadenarme
y alimentarse a voluntad de mis viejos y nuevos sueños,
ya me han atacado varias veces, pero siempre escapo.
Y ahora que lo pienso, tal vez por eso perdí la ubicación del Cielo...
pero lo encontré nuevamente, seguía ahí,
hermoso, enigmático y eterno, con esa piel tersa,
la misma que recorrían mis ojos inocentes de niño, hace
ya algunos años.
Los ejércitos imperecederos de nubes se mueven con
la misma gracia y suavidad que el algodón
de azúcar, libres y felices, nunca las podría
atrapar por mas que levantase mis manos en eternidad.
Me llevan de regreso a esos años, a mis viejos pasos,
cuando creí que podría volar eternamente
y sin caer, sin que nadie intentase derribarme como
a un ave de caza, pero las escopetas siempre apuntan
alto, ahí donde solo vuela la libertad.
Esos años ya acabaron, pero grises figuras me siguen
cazando, quieren atraparme, encadenarme
y alimentarse a voluntad de mis viejos y nuevos sueños,
ya me han atacado varias veces, pero siempre escapo.
Y ahora que lo pienso, tal vez por eso perdí la ubicación del Cielo...
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